Los
secretos terapéuticos de la risa
25
de julio de 2012
Unas
buenas carcajadas son saludables, además de divertidas. Ría más a menudo y
siéntase mejor.
No
es un misterio que reír se siente bien, ¿pero qué hay detrás de una carcajada?
Varios
estudios afirman que cuando alguien ríe libera endorfinas, sustancia encargada
de producir felicidad en el cuerpo (que, por cierto, también son liberadas
cuando una persona hace ejercicio o tiene relaciones sexuales). Varias
investigaciones lo demuestran: La Universidad de Oxford presentó el año pasado
un estudio dirigido por el antropólogo Robin Dunbar, que asegura que la risa
hace las veces de analgésico. El líder del trabajo dice que "una risa muy
intensa produce la liberación de las endorfinas que, además de generar una leve
euforia, también calman el dolor".
Y
hay más: "Una carcajada intensa aumenta el ritmo cardíaco, estimula al
sistema inmune, potencia el estado de alerta y nos hace ejercitar los
músculos", asegura Robert McGrath, psicólogo de la Universidad
Wisconsin-Madison, que se ha dedicado a estudiar la risa, y añade que
"luego de reír hay un breve período durante el cual la presión sanguínea
baja y el corazón se desacelera".
Es
cierto, una buena carcajada -que se origina en el cortex del cerebro, detrás de
la frente, según comprobaron investigadores del Instituto de Neurología de
Londres y de la Universidad de Nueva York-, activa el organismo, impulsa 400
músculos del cuerpo y evita el estrés.
Pero
no solo se trata del cuerpo. La risa también impacta las relaciones sociales,
pues es un lenguaje que involucra a unos con otros. La psicóloga Patricia Sequeda de
la Fundación Doctora Clown, explica que "es una forma sencilla de
comunicarse y tiene un efecto para el desarrollo social de todas las etapas de
la vida. Es por eso que un niño pequeño sonríe -sin premeditarlo-, y continúa
haciéndolo cuando ve que reír provoca reacciones en los otros".
Esta
idea de la risa como forma de comunicación se le debe en gran medida al
investigador Robert Provine, quien asegura en su trabajo Laughter: A scientific
investigation (La risa: una investigación científica), que la risa es 30 veces
menos frecuente en situaciones solitarias que en situaciones sociales. Es un
mensaje que enviamos a las otras personas, y si no están, sencillamente no lo
enviamos.
Además
de esta función social, la risa tiene otra manifestación psicológica
establecida por el padre del psicoanálisis, Sigmund Freud: tiene un efecto
catártico, es decir, purificador. La psicóloga Sequeda explica que
"la risa a carcajadas -de esas en las que terminas llorando- tiene el
mismo efecto que el llanto, pues libera el organismo de las energías
negativas". El resultado de una catarsis es alivio emocional.
Risa
como terapia
¿Pero
qué sucede si no hay ganas de reír? Puede acudir a la 'risa fingida', que
también es positiva, actualmente enseñada en las clases de yoga e implementada
por primera vez por Madan Kataria, un médico indio conocido como el 'gurú de la
risa'. Él asegura que el movimiento crea emoción y que las cosas que le suceden
a la mente le pasan al cuerpo (y viceversa). Por eso, aunque una persona se
sienta triste, debería actuar como si estuviera feliz para contagiar a su
mente.
A
partir de sus postulados, nacieron en todo el mundo las terapias de la risa,
que consisten en "disminuir los episodios de depresión y ansiedad en todas
las personas, especialmente las que están hospitalizadas", como explica el
médico Sergio Perea, creador de la Fundación Doctor Chocolate en Bucaramanga,
una entidad sin ánimo de lucro que tiene la terapia de la risa como bandera
para trabajar con niños que padecen enfermedades crónicas.
Él
explica que "cuando hay una enfermedad, el cuerpo libera las hormonas del
estrés que aumentan la tensión arterial y la frecuencia respiratoria. Eso hace
que una persona se sienta mal. Cuando se interviene con terapias de la risa, en
el cerebro se contrarresta la liberación de hormonas del estrés, pues se
liberan sustancias que ayudan a aumentar las defensas".
Otra
institución que trabaja con estas terapias es la Fundación de la Doctora Clown,
que tiene sedes en Bogotá, Medellín y Cali. Luz Adriana Neira, una de
las directivas de la fundación, dice que "la risa es un estimulante
psíquico que devuelve al ser humano las ganas de vivir, le da tranquilidad y
esperanza. Si uno ríe espontáneamente e incluso si lo hace de manera fingida,
producirá un efecto positivo". Esto implica que si se estimula el cerebro
con una carcajada real o ficticia se liberan endorfinas de igual manera. Bajo
esta idea, la fundación lleva diversión a hospitales y escuelas, haciendo shows
de payasos, teatro o malabares, con el fin de "que la gente aprenda más
rápido, se divierta y se sienta mejor", señala la doctora Clown.
Pero
la risoterapia no solo tiene aplicación en el ámbito médico, sino que cualquier
persona puede hacerla para sentirse mejor. Álvaro Javier Moreno es un maestro
del yoga de la risa, certificado por el centro mexicano Namasté y actualmente
dirige el Instituto de Risoterapia en Bogotá. Cuenta que "el yoga de la
risa parte de la base de que uno se puede reír sin estímulos externos, sino
internos, en los que uno invite al cuerpo a reírse".
Esta
terapia se compone de una serie de técnicas que desarrollan dentro del
instituto: "Una es la recreación dirigida, que tiene como propósito
recordar la época de la infancia y jugar por diversión. Otra terapia es la de
las cosquillas. También está el baile y, la más extendida en el instituto, el
yoga", señala Moreno.
Esta
última consiste en realizar un calentamiento muscular con 8 o 10 ejercicios,
luego una meditación de la risa y, al final, un proceso de relajación que dura
45 minutos. Todo esto se realiza bajo la guía de un líder y en grupo. Álvaro
Moreno agrega: "En un principio, el impacto del grupo para el yoga de la
risa es fundamental. Nosotros siempre lo hacemos con varias personas y yo lo
explico así: si uno se sienta a ver una película de comedia solo, se divierte,
pero con más personas se potencializa el efecto de la risa".
Pero
para reír no es indispensable asistir a una sesión de risoterapia, pues existen
técnicas de acercamiento a la risa que pueden animarlo para que se carcajee más
a menudo. No tienen efectos secundarios y no necesitan nada más que disposición
y 10 minutos para concentrarse en la actividad. A continuación, le presentamos
dos ejercicios para que los desarrolle en casa.
1.
Coloque su mano en el abdomen e inspire con la nariz. Mientras expira, diga
"ja, ja, ja" hasta que el aire haya salido completamente. Repita tres
veces. Luego haga lo mismo, pero cambie el sonido por "je, je, je".
Hágalo nuevamente repasando todas las vocales.
2.
Cuando se despierte, estire cada músculo del cuerpo. Después de tres minutos,
con los ojos cerrados, ría durante 5 minutos. Al principio estará provocando la
risa, pero la práctica diaria causará risa genuina. Practique todos los días.
300
a 400 veces al día ríe un niño desde los 0 hasta los 6 años, en promedio. En el
caso de los adultos, la frecuencia de la risa disminuye a 100 veces si se trata
de una persona muy risueña y hasta 15 para los menos alegres.
El
tiempo.com
Fecha
de publicación: 25 de julio de 2012
Autor:
REDACCIÓN CARRUSEL
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